Usos y desusos del espacio público: Consecuencias de una estética civilizatoria

Uses and disuses of public space: Consequences of a civilizing aesthetic

DOI: 10.17981/mod.arq.cuc.30.1.2023.10

Artículo. Fecha de Recepción: 2/12/2022. Fecha de Aceptación: 1/1/2023.

Sandra Hipatia Núñez Torres

Universidad Técnica de Ambato. Ambato (Ecuador)

sh.nunez@uta.edu.ec

Jorge Luis Santamaría Aguirre

Universidad Técnica de Ambato. Ambato (Ecuador)

jl.santamaria@uta.edu.ec

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Para citar este artículo:

Nuñez, S. y Santamaría, J. (2023). Usos y desusos del espacio público: Consecuencias de una estética civilizatoria. MODULO ARQUITECTURA CUC, 30, 277280. http://doi.org/10.17981/mod.arq.cuc.30.1.2023.10

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Resumen

Este artículo es el resultado de una investigación realizada en la parroquia la Matriz de la ciudad de Ambato en Ecuador, se pretende reflexionar sobre las consecuencias existentes en los usos y los desusos del espacio público a partir de la implementación de una estética civilizatoria en la planificación de las ciudades. Se parte de la necesidad de entender el divorcio entre la planificación urbana de los organismos municipales, y los imaginarios construidos en las comunidades en torno a los espacios públicos. El abordaje metodológico consiste en la aplicación de una etnografía de sentido comunitario en ocho espacios públicos para comprender los usos históricos comunitarios de los espacios, así como desusos a los que han sido sometidos a partir de obras de transformación urbana. El análisis permite reflexionar en clave política la necesidad de homogeneizar el espacio público, y, por tanto, entender al espacio público como un instrumento del discurso ideológico del capitalismo.

Palabras clave: Discurso ideológico; espacio público; estética civilizatoria; percepciones comunitarias; planificación urbana

Abstract

This article is the result of an investigation carried out in La Matriz parish of the city of Ambato - Ecuador, which aims to reflect on the existing consequences in the uses and disused of public space from the implementation of a civilizational aesthetic in the planning of cities. It is based on the need to understand the divorce between the urban planning of municipal bodies and the imaginaries built in the communities around public spaces. The methodological approach consists of the application of an ethnography of community sense in eight public spaces to understand the historical community uses of the spaces, as well as the disused to which they have been subjected from works of urban transformation. The analysis allows us to reflect in a political key on the need to homogenize public space, and, therefore, understand public space as an instrument of the ideological discourse of capitalism.

Keywords: Ideological discourse; public space; civilizing aesthetics; community perceptions; urban planning

Introducción

La razón de ser de los espacios públicos podría pensarse solamente desde la interacción entre habitantes y espacio, sin embargo, la mera interacción no permite entender las lógicas de uso y desuso que existen, por lo que, el análisis de esta interacción es necesaria realizarla, incluyendo en el debate, una lectura antropológica y sociológica del fenómeno. En este contexto, la reflexión sobre los usos y los desusos de los espacios públicos t­iene que ser elaborada partiendo de la comprensión de las diversas actividades comunitarias, de la satisfacción de las necesidades de sus habi­tantes, pero, sobre todo, de la construcción ideológica que gira en torno al deber ser del uso del espacio público en las ciudades contemporáneas. Esta investigación se la realizó, en la parroquia urbana la Matriz que se encuentra circunscrita dentro de la ciudad de Ambato en Ecuador, siendo esta, evidencia del desarrollo de la ciudad en los últimos 50 años, puesto que, su ubicación geográfica manifiesta el crecimiento urbano y el desplazamiento de los asentamientos humanos hacia la periferia. En este sentido, se abordó dicho estudio desde la perspectiva etnográfica de Guber (2005) y Guerrero (2010), en la que se pretende interpretar una realidad comunitaria a través de la reflexión sobre el papel del espacio público como instrumento de un discurso ideológico.

Las reflexiones en este artículo se centran en el análisis de los significados ideológicos que están presenten en la relación entre el e­spacio p­úblico y los habitantes de la parroquia la M­atriz de la ciudad de Ambato. Se pretende comprender la relación que existe entre historia, economía, política y espacio público, que debe ser respetado como espacio de uso (Goffman, 1979). Esta lectur­a pasa por la necesidad de encontrar el manejo ideológico que el poder tiene sobre el espacio p­úblico, y cómo, a través de la planificación de las ciudades, se maneja una concepción ideológica y jerárquica de valores y estéticas centradas en una concepción civilizatoria la cual debe proyecta­r el espacio público. El espacio público debe ser concebido como la máxima expresión de la urbanidad donde se pueden desarrollar inter­acciones sociales y estructurales a través de las acciones comunicativas (Núñez et al., 2019).

En este sentido, es importante analizar la presencia de no lugares o espacio del anonimato (Augé, 1994; 2004), dentro de la Parroquia la Matriz, así como, las causas, sobre todo polí­ticas, que han permitido que los desusos de los espacios primen sobre los usos. Además, es preciso entender al espacio público como producto social (Lefebvre, 1978), para reflexionar sobre la construcción de espacios públicos que responden a necesidades de clase, y a visiones ideológicas de la organización de las ciudades, así como de la visión ideológica de las diversas actividades que deben realizarse y no, dentro de los espacios públicos.

La investigación etnográfica que alimenta este artículo, está enmarcada en las reflexiones de la representación social del diseño, las cuales han permitido entender, dialogar y reflexionar sobre las diversas categorías de análisis teórico que e­stán presentes al momento de analizar la relación entre los habitantes de la Parroquia la Matriz y el espacio público. La funcionalidad, la capacidad de satisfacción de las necesidades comunitarias son algunas de las categorías que nos permiten analizar esta interacción. Además, para entender los usos y desusos del espacio p­úblico es necesario analizar cuál es el papel que la eco­nomía, la política, la ideología, la cultura y la historia juegan al momento de construir percep­ciones comunitarias sobre el espacio.

La carga de signos y significados que poseen los espacios públicos deben ser mirados desde el lado de quién utiliza el espacio, pero también, desde el lado de quién lo diseña, desde qué inte­reses se diseñan, y a qué mirada del mundo obedece ese diseño y planificación. Esta carga de signos y significados que tienen los espacios comu­nitarios está relacionada con la temporalidad, que en palabras de Guerrero (2010), tiene que ver con lo que históricamente la comunidad ha hecho en el espacio, y con lo que la planificación municipal o gubernamental entiende por el deber ser de estos espacios, convirtiendo al antes y al después en categorías narrativas que permiten entender las diversas maneras en las que se construyen el sentido de identidad del sujeto respecto al objeto.

Es necesario, por tanto, responder la interrogante sobre la dinámica del pasado, del presente y del futuro de los espacios públicos y sus habitantes, así como los factores que influyen en los usos y desusos de ese espacio, las rela­ciones que la comunidad tiene con el espacio, las relaciones que el poder tiene con estos espacios y con la comunidad, así como los intereses ideológicos que giran en torno a la planificación de las ciudades.

Los usos y desusos de los espacios públicos tienen estrecha relación con la memoria histó­rica de los habitantes, razón por la cual, las percepciones comunitarias que se construyen en torno a los espacios están determinadas por las posibilidades de interacción con el espacio, de interrelación con los miembros de la comunidad, con las posibilidades de generar comercio y condiciones dignas de vida, en definitiva, con las posibilidades de estabilidad económica y emocional.

Sin embargo, como lo manifiesta Lefebvre (1978), la representación del espacio público e­stá ligado al poder, y a lo que el poder considera sobre el deber ser del espacio público. Es así, que el orden, la disciplina, la vigilancia, la neutralidad, se vuelven características fundamentales para entender la planificación del espacio público desde la ideología capitalista. La estética desde la que se construyen los espacios públicos, es una estética que pretende, desde la pulcritud y uso elitista y clasista del espacio, crear una sensación de paz y armonía en los espacios, en detrimentos, obviamente, de las verdaderas necesidades que los habitantes de los barrios tienen en torno a su espacio. Es a esto a lo que en este artículo se define como estética civilizatoria y obliga a reflexionar sobre las relaciones entre poder, ideología, políticas públicas y espacio público. De esta manera, desde la perspectiva de Bauman (2009) existe una idealización de las huellas materiales a la hora de consumir, sobre esto menciona que, los consumidores presentan falta de apropiación y desafecto hacia los artefactos viejos, puesto que lo nuevo les parece más atractivo, en este sentido, la significación está centrada en las nuevas nociones de espacio p­úblico que responden a prácticas socio­económicas y capitalistas. Para Carrión (2008), el espacio público se asume como una esfera donde se desarrollan la conflictividad social y las distintas significaciones dependiendo del contexto.

Metodología

Para analizar los usos y desusos del espacio público a partir de la implementación de una estética civilizatoria en la planificación de la rehabilitación de la parroquia la Matriz de la cuidad de Ambato, la propuesta metodológica fue pensada desde las posibilidades que da la etnografía. Según Meneses y Cardoso (2014), la etnografía como metodología de investigación socioantropológica permite al investigador analizar los procesos sociales desde la participación comunitaria, siendo un actor más de los procesos, permitiendo comprender las estructuras de significación. Justamente, la apuesta etnográfica en esta investigación, permite el análisis de los sentidos, los discursos y los imaginarios que están presentes en la relación entre habitantes y espacios públicos. Así también remite al hábitat para una interpretación de la realidad socio­cultural, con el fin de tener un marco referencial del uso del espacio público. Cabe resaltar que el espacio público también tiene una dimensión sociocultural, y en este sentido, es un lugar de relación y de identificación, de contacto entre las personas, de animación urbana, y de expresión comunitaria (Borja y Muxí, 2010).

Desde esta perspectiva, la aplicación de la etno­grafía como método de investigación le otorga a este proyecto la posibilidad de aplicar técnicas para la recolección de la información las cuales estén de acorde con la intención interpretativa y reflexiva que exige la realidad social y cultural investigada.

Metodológicamente se dividió al proceso en tres momentos: en el primero se trabajó los momentos relacionados con el ingreso al campo y la selección de la muestra; en el segundo momento, se aplicó las técnicas de investigación propuestas (Tabla 1); en el tercer momento, se procedió a realizar el análisis y la interpretación de los datos obtenidos en la aplicación de las técnicas de investigación.

Tabla 1.

Aplicación metodológica.

Actividad

Herramienta

Ubicación en el campo

Ingreso al campo.

Diálogo con los habitantes de la Parroquia la Matriz.

Elección de informantes.

Diálogo con los habitantes de la Parroquia la Matriz.

Recolección de datos

Observación participativa.

Empatizar con la cotidianidad de la comunidad, pensar sobre la interacción de los habitantes con el espacio público, cómo y para qué lo usan, o de ser el caso, como este permanece anónimo para los habitantes del mismo.

Fichas de Registro.

Fotografías.

Mapeo de espacios.

Entrevistas a Profundidad.

El propósito de estas entrevistas es generar un dialogo casual con actores e informantes del sector, con la finalidad de generar un vínculo que facilite la investigación.

Guía de la Entrevista.

Entrevistas a partir de imágenes.

Dialogo a partir de lo visual sobre la percepción del espacio

Imágenes realizadas por miembros de la comunidad.

Focus group.

Establecer diálogos con habitantes de la comunidad

Guion para grupos focales.

Fuente: Elaboración propia.

En cuanto al ingreso al campo (Figura 1), tomando en cuenta que el tipo de espacio era público, la estrategia tuvo que ver con elegir informantes claves que permitan el vínculo entre el investigador y los habitantes de la parroquia la Matriz. Los informantes claves permitieron identificar los personajes que era fundamentales para entender las diversas formas de interacción entre habitantes y espacio, personajes que puedan relatar, desde su práctica cotidiana, la dinámica económica, cultural, sentimental y política de los espacios.

Figura 1. Ubicación en el campo.

Fuente: Autores.

En el segundo momento se pasó a aplicar las técnicas de investigación propuestas en la etno­grafía. En principio, se trabajó a partir de la observación participante (Figura 2).

Figura 2. Ficha de registro de información y fotógrafica.

Fuente: Autores.

Esta técnica permitió al equipo de inves­tigación introducirse activamente en la vida cotidiana de la parroquia la Matriz, y en­tender los diversos imaginarios que se han construido en torno al uso del espacio público como se observa en la Figura 3. El tiempo de aplicación de la observación participante fue de 4 semanas.

Figura 3. Mapero del espacio urbano.

Fuente: Autores.

A continuación, se aplicaron 15 entrevistas a profundad (Figura 4), con el objetivo de entablar una relación dialógica para comprender y analizar el fenómeno social. Las entre­vistas fueron aplicadas a personas con diversos perfiles, en donde, la etnia, el grupo etario, el g­énero, la c­lase social, fueron las categorías que permi­tieron garantizar que los relatos, las inter­pretaciones y las perspectivas sean diversas y amplias. Se procuró que las entrevistas sean abiertas y e­stén conducidas a partir de un guion previo que permita al equipo de investigación no perder la perspectiva de lo que se quería comprender del fenómeno social investigado.

Figura 4. Guía de la entrevista.

Fuente: Autores.

Tomando en cuenta que los niños y niñas también son parte de la voz de la comunidad, se los entrevisto a partir de la construcción de imágenes, que permitieron dialogar a través de lo visual, es decir, representar de manera gráfica su percepción sobre el espacio. La aplicación de esta técnica consistió en que los niños y niñas dibujen sobre la relación que tienen con los espacios, la forma en la que usan y entienden el espacio, y, además, cuáles son sus expectativas en torno al deber ser del espacio público desde el entendimiento de sus derechos a la recreación y el ocio (Figura 5).

Figura 5. Diálogo con imágenes.

Fuente: Autores.

Finalmente, se aplicaron 4 grupos focales (F­igura 6), en los que participaron personas de diferentes grupos etarios y género, en los que se dialogó a partir de un guion que procuraba crear un espacio de diálogo y debate sobre los usos y desusos de los espacios públicos, sobre los factores que han incidido en las dinámicas que los habitantes tienen con el espacio, y sobre las causas y consecuencias de las políticas públicas en la vida de la comunidad.

Figura 6. Grupos focales.

Fuente: Autores.

En cuanto al análisis de la información obtenida, no se la realizó solamente al final de la aplicación de todas las técnicas de investigación, sino que fue un proceso continuo que se realizó durante toda la investigación. Esto permitió obtener reflexiones preliminares como insights y narrativas visuales (Figura 7), que luego fueron cotejados y contrastados con otras conclusiones preliminares que se iban obteniendo a medida que la investigación avanzaba. Durant­e el análisis, utilizando como herramienta el programa Atlas ti (versión 23.0.7), se identificaron patrones que facilitan la interpretación, modelos que permitieron construir una etnografía de sentido comunitario.

Figura 7. Narrativas visuales

Fuente: Ilustraciones elaboradas por Herrera, Valentín, 2019.

Resultados

De acuerdo con las observaciones que realizó el equipo de investigación, y a las narraciones de los habitantes de la parroquia la Matriz, se plantea que existe una memoria histórica con respecto a los usos de los espacios públicos, memoria histórica que es alimentada por la oralidad de los habitantes más antiguos de los barrios, y que ha construido un imaginario sobre los usos que deberían tener los distintos espacios en la parroquia

Esta memoria histórica está relacionada t­ambién, con épocas que han sido entendidas como momentos de prosperidad para las familias y los barrios, momentos en los que las diversas actividades que se realizaban en las plazas públicas, en los parques, en las calles, o en piscinas públicas, activaban el comercio y la economía de los habitantes de la comunidad. Es decir, el deber ser de los espacios públicos, para los habitantes de la comunidad, tienen como prioridad el tema económico, la necesidad de encontrar en el barrio o en la misma comunidad el espacio de sustento y las posibilidades de tener una vida digna.

La vida agitada de los espacios públicos, con gran presencia de habitantes del mismo barrio, y de otros barrios también, tiene que ver con la posibilidad de generar entradas económicas en las actividades que se realizan en la comunidad, por este motivo, los usos de los espacios públicos tienen están relacionados con la dinámica comercial que se puede activar en la plaza y en las aceras.

Aquí se encuentra uno de los problemas fundamentales en torno a los usos de los espacios públicos en la actualidad. La planificación y construcción de los espacios públicos en las ciudades del siglo XXI no están pensadas desde las necesidades de la comunidad, sino que están pensadas desde un discurso ideológico propio del capitalismo, en el que el orden, la pulcritud, y la neutralidad de los espacios públicos representan la visión de desarrollo de las grandes urbes.

Por lo tanto, la planificación de los espacios públicos en la parroquia la Matriz también ha seguido esta lógica, imponiendo la neutralidad y la pulcritud en los espacios, provocando que sus usos históricos, como la interacción en las aceras, las fiestas en las plazas, los deportes en las calles, los comercios en calles y aceras ya no sean propios de una estética civilizatoria, que intenta imponer una mirada neutral de la ciudad y la forma en la que se deben habitar los espacios.

Ahora bien, la planificación de los espacios p­úblicos que pretende ser entendida como n­eutral, como mera inspiración en las nuevas corrientes de la arquitectura y el diseño, es en realidad un instrumento del discurso político de quiénes ejercen el poder. La neutralidad, el o­rden, la disciplina, la homogeneidad de los pará­metros de belleza son características propias del sistema capitalista, en el que la impo­sibilidad para la interacción social con los habitantes de la comunidad, y, por lo tanto, el individualismo, marcan la construcción de las urbes del siglo XXI.

Esta planificación de los espacios públicos d­esde la visión de una estética civilizatoria, en la que los usos históricos comunitarios que se han dado a los espacios quedan relegados, provoca el desuso de los espacios públicos. Parecería una contradicción lo que se plantea, pues se asume que la rehabilitación urbana, presente en el discurso de la planificación de las ciudades desde finales del siglo XX, tiende que embellecer las plazas, las calles, los parques, a iluminarlos, a convertirlos en más seguros y habitables, sin embargo, las narraciones de los habitantes de la parroquia la Matriz presentan otra realidad. Lo que los habitantes plantean es que, la planificación de los espacios públicos no puede ser pensada sin tomar en cuenta las necesidades comunitarias (Figura 8), sin tomar en cuenta cuál es el deber ser del espacio para las personas que lo habitan, cuáles son las necesidades de los diversos grupos etarios, cuáles son significados culturales y sociales presentes en los espacios que no pueden ser borrados.

Figura 8. Mapas resultantes de la investigación: 1) Análisis histórico, 2) Relación con lugares relevantes, 3) insights, y 4) Relaciones entre espacios.

Fuente: Autores.

Los relatos de los habitantes de la parroquia la Matriz ponen énfasis en que la belleza que, los procesos de rehabilitación pretenden i­mpregnar en los espacios públicos no tiene que ver con su concepción de la belleza (Figura 9). Por lo tanto, la construcción o rehabilitación de los espacios públicos tienen un sesgo de clase, porque tratan de impregnar a las ciudades una mirada homogénea sobre la belleza, o sobre la forma en la que se deben habitar los espacios, cuestión que en este artículo se la denomina como estética civilizatoria.

Figura 9. Mapa de posibles usos del espacio.

Fuente: Autores.

Lo más interesante de esta estética civilizatoria consiste en que está construida para la mirada del visitante, y no para la mirada y uso del habitante. Es decir, la planificación de los espacios públicos es pensada desde esta estética civilizatoria, cuando se tratan de espacios para el tránsito de turistas o lugares de barrios en los que habitan las clases altas, pero, cuando se trata de la planificación de los espacios públicos que no van a ser destinados al turismo, la estética civilizatoria desaparece, y se construyen los espacios desde la visión que el poder tiene sobre los barrios de las clases populares, sobre los imaginarios que se han creado en torno al tipo de interacción que tiene las clases populares con el espacio.

De esta manera, las narraciones de los habitantes de la parroquia la Matriz, posicionan el hecho de que sus necesidades y percepciones sobre el uso del espacio público no son consultadas, no son tomadas en cuenta, y la planificación de lo público, como lo meciona Bonsiepe (2012), en cuanto al espacio, invisibiliza la diversidad de formas de entender la belleza, la interacción social, la economía, la identidad, y coloca ante todo, como prioridad, la convicción de que el espacio público debe ser un instrumentos del discurso ideológico de la neutralidad, el orden, la disciplina, y de una única visión de progreso.

Discusión de resultados

Según Lefebvre (1978), la clasificación entre los tipos de espacio, entre los usos que se puede dar a ese espacio, es resultado de una homogeneidad globalizada que obedece a quienes ejercen el poder. Es decir, quienes ejecutan las políticas públicas sobre los usos del espacio, lo hacen desde una visión específica de la disciplina y la estética, lo hacen desde una visión de clase, desde un imaginario construido a partir de una jerarquización histórica de las clases sociales y las formas en las que se debe ocupar el espacio según la posición en esa jerarquía.

La representación del espacio, según Delgado (2011), está al servicio de una ideología dominante, que claramente, convierte al espacio público en un instrumento discursivo para hacer una apología del desarrollo capitalista. Este discurso expresado a partir del espacio público es justamente el discurso de la estética civilizatoria, en la que la limpieza de los espacios, tiene que ver con la limpieza de cualquier indicio de sub­desarrollo, por lo tanto, las actividades comerciales ambulantes tienen que ser prohibidas o invisibilizadas, y las actividades comerciales legalmente aceptadas, tienen que ser reubicadas en lugares que favorecen a esa estética civilizatoria.

Cuando Lefebvre (1978) hace la diferenciación entre espacio percibido, espacio vivido y espacio concebido, sostiene que este último tiene que ver con la representación del espacio, y es ahí en donde se encuentran las relaciones de poder y de producción, es ahí en donde se establecen los usos ordinarios del espacio, así como sus códigos. La forma en la que percibimos el espacio público tiene que ver con una construcción ideológica pensada desde el poder, y que ha sido inculcada históricamente a través de los diversos dispositivos ideológicos.

Por lo tanto, la forma en la que percibimos es el espacio público es ideologizada, y responde a la inevitable realidad de que el espacio público es un instrumento discursivo, es la evidencia de la implantación de un sistema que ha pregonado el desarrollo por sobre todas las cosas, y la cual ha construido dinámicas de relación del espacio y el habitante, en el que prima el desuso.

Los espacios públicos están cargados de signos, y por esa razón, se convierte en un espacio de disputa por el poder, un espacio que es construido a partir de lo vivencial, de lo sensorial, de la interacción comunitaria, y que debería responder a las necesidades de esa vida comunitaria, pero que, sin embargo, responde a imposiciones ideológicas de quienes ejercen el poder, y que son planificadas y reconstruidas, desde imaginarios y contextos alejados de los que lo habitan.

Para Delgado (2011), la creatividad del planificador es la obediencia al discurso del poder, a una visión homogénea de la estética, que piensa el espacio público como un espacio neutro. En este sentido, Lefebvre (1978) platea que, la planificación del espacio público neutro es pensado para la clase media, porque ella también se piensa neutra, aunque obviamente, no lo es, sin embargo, encuentra en la estética homogénea, un lugar seguro, libre de discursos políticos y de violencia social.

Lastimosamente, esta neutralidad no pasa de ser una sensación, pues la violencia de las ciudades es resultado de una planificación política, económica, cultural y urbana que favorece a las clases sociales que ejercen el poder, y que excluyen a las clases que no; las excluyen tanto, de la posibilidad de tomar decisiones sobre el propio espacio, así como, de los parámetros de la estética civilizatoria.

Para Jacobs (2011), en la actualidad se ha roto la sociedad de las aceras, esa sociedad que encontraba en el espacio público el escenario para la convivencia humana, en la que los habitantes eran los protagonistas de la vida social, ocupando las calles, las plazas, los parques para desarrollar sus actividades creativas de desarrollo de la vida. Hemos abandonado esta sociedad de las aceras para construir una sociedad de la estética del orden, en la que impera una la invisibilización de la vida, y en su lugar, está presente un discurso de disciplina y limpieza.

Este espacio de la estética civilizatoria no representa un espacio social y colectivo, sino más bien, representa un espacio ideológico que está impregnado de una visión política en el que co­existe un espejismo de vida armónica y pacífica, el cual según Delgado (2011), la ideología del poder ha convertido el espacio público en espacio privado. Por lo tanto, la organización del espacio público responde, a palabras de Habermas (1994), a la publicidad ilustrada de occidente, en el que se pretende visibilizar un ideal de sociedad culta que nada tiene que ver con las verdaderas necesidades de los habitantes de las ciudades.

El deber ser de los espacios públicos, entonces, están pensados en torno a prácticas sociales propias de un imaginario alejado de la realidad, que pretenden una relación entre habitante y espacio neutral, una relación de tránsito, que no afecte a la estética hegemónica de los espacios, propiciando el desuso de los espacios públicos, o fijando sus usos, para actividades sociales específicas que responden a las necesidades de la clase social que ejerce el poder. Es un proceso dialéctico en que se vinculan los individuos y los espacios, en un contexto social y cultural. La edificación de un espacio no es simplemente un proceso físico, sino que las relaciones sociales dotan de significados y características el espacio.

Estamos hablando, según Delgado (2011), de una jerarquización de los valores y significados del espacio público, una jerarquización que pretenden universalizar los valores y significados de la clase dominante, y que hace que las dinámicas de relación pierdan sus sentidos y valores comunitarios históricos. La planificación y construcción de los espacios públicos desde una mirada estética civilizatoria cumple con un objetivo de ‘pacificación’ de los espacios públicos, en los que, los usos de las plazas como centros ceremoniales y comerciales han sido reconvertidos en espacios para el mercado turístico (Delgado, 2011).

Por lo tanto, las normas de uso del espacio público son pensada en torno a la interacción sin alteración, es decir, una interacción que p­ermite el uso del espacio desde la lógica del desuso, desde la lógica del espacio inmaculado que sirve para el tránsito y la admiración turística. La no alteración del espacio público es propia de una lógica empresarial en la que las necesidades de la población son supeditadas a las necesidades de venta estética de los espacios públicos, provocando que al vida social, cultural y económica de la población se vea afectada. Los espacios públicos pasan, entonces, a convertirse en lo que Augé (1994) llama no lugares, espacios que no pueden definirse como lugares de identidad y que no provocan interacción entre sus habitantes.

Conclusiones

Desde la conceptualización de Lefebvre (1978) hay una relación indisoluble entre espacio público e ideología, razón por la cual, los usos y desusos del espacio público no pueden entenderse sin reflexionar sobre el cargamento ideológico político con el que son pensado. Las representaciones sociales que se generan sobre las mismas acarren un cargamento histórico comunitario que está presente al momento de la interacción entre los habitantes con el espacio, pero, sin embargo, estas percepciones no son tomadas en cuenta el al momento de planificar su rehabilitación. Estas prácticas desde el poder político sientan las bases de un divorcio con la ciudadanía perdiendo la participación en la toma de decisiones (Alguacil, 2008).

Los discursos de progreso y desarrollo capitalista traen consigo una mirada supuestamente neural sobre los espacios públicos, mirada que es propia de la clase social que ejerce el poder y que pretende convertir en norma universal su discurso político ideológico sobre la ciudad y la forma de habitarla. La homogeneización de las ciudades provoca que los diversos sentidos comu­nitarios sobre el espacio público se diluyan, y se imponga una mirada única sobre el diseño que deben tener los lugares y la forma en la que deben ser habitados.

La dinámica de interacción entre espacio y habitante depende de la tradición histórica que cada comunidad tiene, de sus intereses sociales y económicos, de la forma en la que se identi­fican con su comunidad y las actividades que se realizan en la calle, pero, con el discurso de la neutralidad, se imponen una forma de interacción propia de las clase dominantes, en la que el espacio público deja de ser el lugar de encuentro e intercambio, y se convierte en un lugar de tránsito y admiración estética para el mercado turístico.

El orden, la disciplina, la neutralidad son los parámetros para medir un espacio habitable y pacífico desde la mirada de la planificación pública contemporánea, y la plaza que era un sitio comercial y deportivo, se convierte en un lugar no habitado, convirtiendo al desuso en la lógica del uso contemporáneo del espacio público. Por lo tanto, las percepciones que se intentan crear en torno a los posibles usos del espacio público tienen que ver con proceso de ideologización alineados con un discurso que normaliza una estética civilizatoria en la que la homogeneización de comportamientos, actitudes, y también, ciudadanos, es la norma para la convivencia occidental actual.

De esta manera, los usos del espacio público están en permanente conflicto, pues, por un lado, se ubican las necesidades y proyecciones que tienen los habitantes de la comunidad, y por otro lado, se ubica el discurso del progreso y el desarrollo que manejan las instituciones encargadas de la planificación urbana. Este conflicto agudiza los problemas de convivencia en las urbes contemporáneas, provocando que los barrios, que vivían en una lógica económica y social comunitaria, tengan que buscar sus espacios comerciales y sociales fuera de sus límites barriales, dejando a las plazas, parques y aceras en espacios utilizados solamente para el tránsito y no como lugares de convivencia e intercambio.

De acuerdo con Lefebvre (1978), es el poder de la clase dominante, a través del Estado, y el poder de los grandes intereses económicos el que triunfa sobre las necesidades de los habitantes de los barrios, convirtiendo al espacio público en un instrumento del discurso ideológico de las clases dominantes, que encuentran en el concepto de neutralidad, la posibilidad de normalizar un discurso de homogeneización y anulación de las diversas formas y posibilidades de convivir dentro de las ciudades.

Referencias

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* El presente trabajo ha sido financiado por la Dirección de Investigación y Desarrolla de la Universidad Técnica de Ambato - Ecuador.

Sandra Hipatia Núñez Torres es Máster en Proyectos de Diseño, Ingeniería en Diseño de Espacios Arquitectónicos. Candidata a Doctor en Diseño por la Facultad de Diseño de la Universidad de Palermo (Argentina). Es Directora subrogante del Grupo de investigación GIDDIC. Desarrolla Proyectos en el campo de la antropología, los espacios comunitarios y para el sector del calzado. https://orcid.org/0000-0002-1929-4390

Jorge Luis Santamaría Aguirre es Doctor en Diseño, Fabricación y Gestión de Proyectos Industriales de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería en Diseño de la Universidad Politécnica de Valencia (España). Máster en Ingeniería del Diseño. Especialista en diseño y animación web e Ingeniero en Diseño Gráfico. Es director del Grupo de investigación GIDDIC. Desarrolla Proyectos en el campo de la antropología, los espacios comunitarios, la sociología del diseño y la calidad en procesos de la producción gráfica y para el sector del calzado. https://orcid.org/0000-0001-7896-3657