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Modul. Arquit. CUC 27: 9–34, 2021
Fiesta “La Tejería”: influencia en la arquitectura vernácula de Poaló. Píllaro. Ecuador
“La Tejería” Festival: influence on the vernacula architecture of Poaló. Píllaro. Ecuador
DOI: 10.17981/mod.arq.cuc.27.1.2021.01
Artículo. Fecha de Recepción: 15/12/2020. Fecha de Aceptación: 25/02/2021.
Universidad Tecnológica Indoamérica. Ambato (Ecuador)
javiercardet@uti.edu.ec
Universidad Tecnológica Indoamérica. Ambato (Ecuador)
elizabethmiranda@uti.edu.ec
Universidad Tecnológica Indoamérica. Ambato (Ecuador)
velasteguilenin@indoamerica.edu.ec
Universidad Tecnológica Indoamérica. Ambato (Ecuador)
nunezpablo@indoamerica.edu.ec
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Para citar este artículo:
Cardet, J., Miranda, E., Velastegui, L. y Nuñez, P. (2021). Fiesta “La Tejería”: influencia en la arquitectura vernácula de Poaló. Píllaro. Ecuador. MODULO ARQUITECTURA CUC, 27, 9–34, 2021. http://doi.org/10.17981/mod.arq.cuc.27.1.2021.01
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Resumen
Se analizó la importancia de la arquitectura vernácula, como expresión de la identidad del hábitat rural; entendiéndose la relación existente entre el contexto y las prácticas culturales. La investigación se desarrolló en la parroquia San José de Poaló, del cantón Píllaro con el objetivo de analizar la influencia de la fiesta popular en la arquitectura vernácula. A partir de la definición de la arquitectura tradicional como parte del patrimonio tangible, el estudio se abordó con un enfoque cualitativo, mediante fichas de observación, que describieron la configuración formal, funcional, y las concepciones espaciales expresadas en su fiesta popular: “La Trajería.” Finalmente se planteó una propuesta de lineamientos, para la conservación de las costumbres y su incidencia en las construcciones vernáculas.
Palabras clave: Arquitectura vernácula; cultura; Trajería
Abstract
The importance of vernacular architecture was analyzed, as an expression of the identity of the rural habitat; understanding the relationship between the context and cultural practices. The research was carried out in the San José de Poaló parish, in the Píllaro canton with the aim of analyzing the influence of the popular festival on vernacular architecture. Based on the definition of traditional architecture as part of tangible heritage, the study was approached with a qualitative approach, through observation cards, which described the formal, functional configuration, and the spatial conceptions expressed in its popular festival: “La Trajería” Finally, a proposal of guidelines was raised, for the conservation of customs and their incidence in vernacular constructions.
Keywords: Vernacular architecture; culture; Trajería
Introducción
La sociedad se alimenta de la cosmovisión, cultura y tradiciones propias de una civilización. En consecuencia, la arquitectura es parte de un proceso cultural que está vinculado al hombre y su relación con el entorno, convirtiéndose así en un testimonio identitario para los pueblos.
“La vivienda a lo largo de la historia y en los más diversos lugares de nuestro planeta no procede fundamentalmente de causas físicas, sino de las convenciones sociales que dan forma al ambiente en función de exigencias culturales” (Rappoport, 1972, p. 1). El modo de construir de la gente está vinculado con la manera que percibe su hábitat, esto repercute directamente con el contexto ideológico, es decir, no representa épocas, ni estilos, porque quienes las habitan se trasforman en los protagonistas de dichas construcciones, son ellos quienes se encargan de modelarlas, y con el tiempo, esto se convierte en una prueba de la cultura de los individuos: la arquitectura vernácula.
Es fundamental generar una memoria colectiva que ayude a preservar los saberes ancestrales relacionados a la arquitectura, mediante la difusión de los valores sociales y culturales intrínsecos que en ella se manifiestan, propiciar su preservación para evitar el deterioro de la identidad en conexión con el contexto. Este tipo de arquitectura tiene tres características: la primera que se rige a un carácter autóctono del mismo lugar, la segunda, ligada a la popularidad o relativo al pueblo, y finalmente el más relevante, que sea tradicional, enfocado a seguir con las mismas ideas, normas, costumbres y tradiciones del pasado.
Distintos antropólogos, arqueólogos y etnógrafos coinciden que las manifestaciones de la arquitectura vernácula están sujetas a un sistema cultural y social complejo, que se refleja directamente con las formas de habitar. Los postulados y conceptualizaciones que se repiten paulatinamente al ser analizadas para algunos autores hacen hincapié en un tema social: “Un auténtico sistema que procede del cuerpo de los hombres que habitan los lugares diseñados” (Fernández, 1990, p. 31). Para otros investigadores los materiales y el entorno son los objetivos a abordar: “Tales viviendas, profundamente unidas al suelo, al clima y al paisaje, moldeadas por estos factores, perfectamente adaptadas a él, al ser verdaderos precipitados geográficos, resultado de una transformación, el suelo proporciona la primera materia y el hombre la actividad transformadora” (González, 1990, p. 588).
En efecto, el estudio de la arquitectura vernácula se desarrolla bajo un enfoque explícitamente tipológico y constructivo, ante este paradigma formalista y comprensivo, este trabajo propone un estudio de caso, desde una perspectiva netamente cultural, con esto se refiere a la necesidad de centrar el análisis al factor humano, pues este es el principal agente que remite los atributos de la arquitectura vernácula; misma que transmite los valores que identifican culturalmente a un sector.
En primera instancia, se realiza una reseña histórica sobre las prácticas culturales y sociales, aquellos de valor significativo para el sector, considerándose la expresión artística, el lugar, y el papel que desempeñan en la forma de ocupar el territorio. A continuación, se expone un análisis del contexto geográfico, social y la influencia que tiene en la forma de habitar y construir la arquitectura en la parroquia San José de Poaló. A través de la observación y descripción etnográfica se subraya la importancia de las costumbres y tradiciones, que se conjugan con la danza y la arquitectura, bajo un enfoque atmosférico y sensitivo, generándose así un debate entre la cultura y el patrimonio edificado.
Revisión literaria
La arquitectura vernácula: como expresión del lugar
Para Rappoport (1972), “la arquitectura vernácula trabaja con el lugar del emplazamiento y el microclima; respeta a las personas, sus casas, en consecuencia, al ambiente, natural o fabricado por el hombre, trabaja dentro de un idioma con variaciones dentro de un orden dado” (p. 135) (Figura 1). La arquitectura tradicional es aquella que se distingue por su reflexión formal, funcional y constituye la memoria colectiva relacionada a las tradiciones del ser humano, a lo largo de su existencia en donde se expresan los materiales, los sistemas constructivos y la forma de habitar; crea correspondencia con el contexto donde se emplaza, y logra una simbiosis adecuada entre la geomorfología, el clima, y la estructura social del lugar.
Figura 1. Arquitectura Vernácula.
Fuente: Tillería (2017).
A partir de la revolución industrial los materiales y técnicas constructivas locales empiezan a carecer de valor y son reemplazadas por modelos constructivos relacionados a materiales industrializados, que no corresponden al lugar y relegan el sentido de identidad cultural.
Actualmente, los conceptos de modernidad han llevado a la arquitectura a explorar nuevas tipologías y materiales, lo que conlleva un desplazamiento integral de la arquitectura vernácula. Las localidades rurales no son ajenas a este proceso de globalización, así se trata de homogenizar la arquitectura, restándole importancia al contexto físico, social, y cultural (Figura 2).
Figura 2. Estructura deteriorada.
Fuente: Tillería (2017).
A nivel mundial ha existido una preocupación por la conservación del patrimonio vernáculo y se han desarrollado distintas convenciones para crear cartas que lo amparen, así en 1964, la Carta de Venecia considera la ruralidad dentro del ámbito patrimonial. En 1972, la Carta de París conceptualiza el patrimonio cultural y natural. La Carta de Ámsterdam en 1975 muestra interés por la arquitectura vernácula. En 1976, la Carta de Nairobi, considera el valor patrimonial de las costumbres de un pueblo. Finalmente para 1999, ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) por medio de la Carta del Patrimonio Vernáculo Construido, define la importancia de la arquitectura vernácula como muestra de la idiosincrasia de un pueblo.
La arquitectura tradicional como expresión cultural
La identidad cultural es el resultado de la coexistencia de fenómenos socioculturales, que existen gracias a la: memoria, elementos simbólicos, costumbres y tradiciones, así, la arquitectura es parte de la expresión identitaria de un lugar.
Figura 3. Casas en Indonesia (Fauces del cocodrilo).
Fuente: Jiménez y Cirera (2015).
“La arquitectura vernácula es considerada una importante manifestación de la cultura, sin esta claridad no es posible brindar aportes que garanticen su continuidad en el contexto actual” (Chaos, 2015, p. 1). La experiencia tradicional del diseño formal de la arquitectura no se basa en características meramente físicas del entorno, pues configuran algunas soluciones como: los materiales, sistemas constructivos, y configuración espacial (Figura 3).
Figura 4. Hábitat Vernáculo.
Fuente: Monteros (2016).
A través de la historia se decide la forma de la arquitectura, por medio de referencias simbólicas relacionadas a la cultura del lugar. Las construcciones hacen alusión a elementos propios de su cosmovisión al tratar de representar: la fertilidad, fecundidad, la virilidad masculina y los poderes mágicos. Es evidente cómo la cultura tiene un peso importante en la configuración espacial y formal de la arquitectura vernácula. La identidad latinoamericana se ha generado mediante la influencia de la colonia española. La arquitectura es una muestra del eclecticismo al edificar las viviendas y edificios públicos, es visible el uso de técnicas constructivas, materiales, y composición formal, adaptadas al entorno físico y cultural (Figura 4).
Arquitectura Vernácula: Forma de habitar
Todo ser humano, de manera individual o colectiva, deja una huella permanente de su actuar en construcciones sociales y materiales, entre éstas, la vivienda representa la forma más visible del habitar. Cada cultura a lo largo de la historia ha edificado sus viviendas, principalmente como una respuesta encaminada a la satisfacción de necesidades básicas y través de ellas ha puesto de manifiesto una particular manera de vivir (Malo, 2020).
La arquitectura rural es una muestra de la coherencia entre el entorno y las prácticas sociales, comprendiéndose la identidad popular y como los habitantes construyen un vínculo con la morfología de la vivienda.
Se comienza por la necesidad de protección y refugio, para constituir la construcción del hábitat vernáculo, así es evidente la relación entre la función, los usuarios y las actividades que condicionan el modo de habitar de determinado grupo social, como resultado, el diseño de la vivienda se zonifica en tres áreas: para servicio, descanso y relaciones sociales (Figura 5).
Figura 5. Relaciones Morfológicas.
Fuente: Malo (2020).
La Arquitectura contemporánea: relación con los valores vernáculos
La forma de habitar se ha instaurado a través de saberes y conceptos que se adaptan perfectamente de manera funcional y técnica, para influir en las sensaciones de los usuarios. En contraste con la modernidad que se ha alejado del sentido y pertenencia a un lugar determinado.
En los últimos años los valores vernáculos han tomado vigencia y se intenta rescatarlos, mediante la inserción en la arquitectura contemporánea, para generar una correlación con las condicionantes físicas y culturales del lugar (Figura 6).
Figura 6. Recuperación e intervención. Casa de la loma Cuenca-Ecuador (Iván Quizhpe)
Fuente: Kerámikos (Facebook, 2014).
Santiago de Píllaro: Identidad y arquitectura patrimonial
Dentro del contexto sudamericano el Ecuador cuenta con una cantidad de sitios turísticos, tales como: lagunas endémicas, bosques tropicales, vestigios incásicos, paisajes portentosos y ciudades que son la cuna de la arquitectura patrimonial, este es el caso de la provincia de Tungurahua, un lugar que se caracteriza por conservar la esencia de la arquitectura vernácula y colonial, en ciertas partes de su territorio.
Figura 7. Calle real del centro de Píllaro en 1920.
Fuente: Sánchez (2010).
Santiago de Píllaro es un cantón que pertenece a Tungurahua, acoge múltiples atractivos: naturales, cultuales, históricos y gastronómicos, gracias a la irregularidad geográfica, que brinda una variedad de microclimas en diferentes sectores. La cultura de los pillareños, se reflejaba en la arquitectura patrimonial, la cual tuvo mayor auge antes del terremoto del 5 de Agosto de 1949, desde entonces todo se redujo a ruinas y escombros. Sin embargo, los cronistas e historiadores de la antigüedad han rescatado información de la arquitectura vernácula de lugares y acontecimientos de los años 1920 a 1949 (Figura 7, Figura 8); así como la reconstrucción de las viviendas después del terremoto de 1949 a 1955, (Figura 9), y finalmente han obtenido imágenes de vistas panorámicas de Píllaro a través del tiempo desde 1966 hasta 1982 (Figura 10), en donde se observa claramente como la identidad del pueblo influyó en la construcción y resiliencia del cantón.
Figura 8. Iglesia de Píllaro en 1937.
Fuente: Sánchez (2010).
Figura 9. Alumnas del colegio la Inmaculada en 1950.
Fuente: Sánchez (2010).
Figura 10. Píllaro en la década de 1982.
Fuente: Sánchez (2010).
La historia de Píllaro ha construido un valor vivificante para los héroes del incario, como el luchador indómito Ati Pillahuaso II, conocido como Rumiñahui, donde sus máximas hazañas se desenvuelven en el Parque Nacional Llanganates, ubicado al norte de Píllaro en la parroquia San José de Poaló, un lugar de ganaderos, agricultores, emprendedores, tierra visitada constantemente por sus paisajes andinos, sus leyendas, la producción de sus campos y festividades; es común encontrar personas que asisten a este lugar por: pesca deportiva, campamento, excursión, fotografía, entre otros.
Antecedentes históricos de San José de Poaló
El nombre original de Poaló, proviene de la cultura Panzaleo - Cosanga Píllaro, que significa “Señora salida de las aguas y de las montañas de Mama Yambo.” Posteriormente se incluyó el término “José de Poaló” como símbolo de gratitud al Sr. José Terán, presidente del municipio, quien hizo posible la tramitación pertinente para la parroquialización, dada y firmada el 5 de agosto de 1920, en el Registro Oficial No. 1155 (San José de Poaló, 1920). Como consecuencia, tiempo más tarde se incorporó la palabra “San José de Poaló”, en honor al carpintero de Jerusalén de la biblia, quien tuvo la tarea de criar al hijo de Dios, convirtiéndose así en el patrono de la parroquia. De la misma manera la gente que pobló la cultura Panzaleo - Cosanga Píllaro, fueron los primeros habitantes de la parroquia, la cerámica que solían fabricar era expresiva en el diseño de las vasijas (Figura 11).
Figura 11. Vasijas del museo Rumiñahui Píllaro, fabricadas por la cultura Cosanga Píllaro.
Fuente: Sánchez (2019).
La arquitectura de es construida con características vernáculas, con materiales autóctonos como: piedra, tierra, paja, madera y bahareque. En la actualidad varias viviendas se han reconstruido con: ladrillo, bloque, hormigón y acero, a pesar de esta inserción de sistemas constructivos, la esencia es la misma (Figura 12).
Figura 12. Barrio central de San José de Poaló.
Fuente: Elaboración propia.
Un ejemplo en particular de la tradición es la Trajería (Figura 13), una fiesta popular en la parroquia que es celebrada en diciembre año tras año. Es una de las costumbres más antiguas de la parroquia Poaló, y se considera como parte de su esencia cultural, en donde hacen homenaje a una guerra civil en la frontera de Cotopaxi y Tungurahua en honor al Niño Jesús.
Figura 13. La Trajería de San José de Poaló.
Fuente: DRHS100 (Facebook, 2019).
Metodología
El trabajo se realiza mediante un eje interdisciplinar, con una metodología basada en la arquitectura y etnografía; de este modo, se emplea un método cualitativo que permite realizar una investigación enfocada en descubrir la identidad cultural y su manifestación en la arquitectura vernácula. Por medio de la observación, se describe información de la forma de habitar y su relación con la cosmovisión.
El estudio de campo es la herramienta básica para generar datos sobre el patrimonio vernáculo. Se utiliza el levantamiento morfológico con el fin de obtener patrones funcionales y culturales, relacionados a la arquitectura del lugar, por otro lado, los esquemas planimétricos, funcionan para determinar los procesos y técnicas constructivas de las edificaciones. La recopilación se desarrolla tanto en espacios públicos como privados, en donde se realizan actividades culturales.
Para obtener antecedentes sobre el patrimonio inmaterial, vinculado a las tradiciones, costumbres e idiosincrasia de la región, se aplica la entrevista como instrumento metodológico, al igual que imágenes y videos, para la identificación de los actores y manifestaciones culturales reconocidos por la comunidad. Con el fin de mantener un enfoque integral, se examina y categoriza el trabajo de campo, a partir de los resultados, se extraen conceptos propios de la identidad del lugar.
Este artículo toma como referencia la fiesta principal de la parroquia San José de Poaló: La Trajería, en donde se sintetiza aspectos culturales palpables de identidad autóctona de la zona, como la vestimenta, los pasos de baile, los objetos que se usan para la danza, el recorrido de los desfiles, la veneración a las imágenes, el valor que tiene los priostes, la importancia de los capitanes, entre otros. Se emplea un inventario para cualificar los rasgos culturales previamente mencionadas, donde se determina: el color, la textura, el tipo, la procedencia de materiales, insumos y el significado.
Resultados
La Trajería como manifestación cultural
La historia de la parroquia San José de Poaló, se remonta a la batalla que libraron sus habitantes en contra de los ciudadanos del sector del Galpón. Más adelante, con la aparición de la imagen del niño Manuelito, se funda la celebración en su honor, durante las fiestas navideñas. De a poco la festividad construyó el carácter que tiene en la actualidad, así se formó un grupo de baile que en seguida tomó el nombre de: “La Trajería” (Figura 14).
Figura 14. La Trajería.
Fuente: Elaboración propia.
Las personas que lo practican usan una bandera que representa la proeza victoriosa de los moradores en aquel tiempo, mientras que la espada simboliza el instrumento que usaron para lidiar contra sus contrincantes.
Tipos de personajes:
Cabecilla: Es un capitán quien dirige al grupo con una espada, viste un terno formal decorado con cintas de color rojo y en su cabeza lleva un gorro llamado cristina, que es elaborado con cuero y adornado con plumas de aves y papel brillante (Figura 15).
Figura 15. El Cabecilla.
Fuente: Elaboración propia.
Alférez: Es un hombre que al son de la música, flamea delicadamente la bandera del Ecuador, por ser un símbolo patrio, también viste un terno decorado con cintas de color carmesí, y en su cabeza porta un sello de las Fuerzas Armadas (Figura 16).
Figura 16. El Alférez.
Fuente: Elaboración propia.
Desde la antigüedad la danza comprendía doce parejas para realizar los pasos de baile, estaban conformadas por hombres, quienes también se disfrazaban de mujeres, en sus manos llevaban pañuelos de color blanco que significaba victoria, en sus cabezas, sombreros con cintas multicolores que hacen alarde a la fiesta (Figura 17), acompañado de con un espejo, que tenía tres significados: un reflejo, hacía un llamado a las personas, con dos fulguraciones era alerta, y con tres significada que los bailarines deben detenerse. Por otro lado, las mujeres colocaban una flor en el sombrero, además vestían con faldas por debajo de las rodillas, y el peinado consistía de una trenza larga confeccionada de cabello natural. Los bailarines contrataban a un grupo musical llamado: La Llamacara, que interpretaban canciones populares con: un clarinete, una flauta y una caja ronca, ahora se baila al son de la banda de pueblo (Figura 18).
Figura 17. La vestimenta.
Fuente: Elaboración propia.
Figura 18. La banda de pueblo.
Fuente: Elaboración propia.
La danza en tiempos de antaño lideraba: dos pastorcitas, un capariche (Figura 19), una guaricha, y dos tortoleros, este último soplaba polvo al público despistado. Todos los integrantes del grupo usan caretas de malla (Figura 20) para cubrir su rostro durante toda la fiesta, a excepción del día 25 de diciembre después de realizar una veneración a la imagen (Figura 21). El recorrido inicia en la casa de los priostes, continua en el sector de Piquil como agradecimiento a la patrona del sector, entonces termina desde Cunuyacu la Loma hasta el centro de la parroquia, desde las 8:00am hasta altas horas de la noche.
Figura 19. El Capariche y El Payaso.
Fuente: Elaboración propia.
Figura 20. Caretas de malla.
Fuente: Elaboración propia.
Figura 21. Fiesta 25 de diciembre.
Fuente: Elaboración propia.
Fuente: Elaboración propia.
La Trajería está dividida en dos etapas, la primera consiste en una serie de trabajos o pasos de baile como: entrada, cruce, media cadena, cadena completa, churo, bomba, escoge, cruce y salida. En año de 1984 entregaron la bandera y la espada a los señores Aníbal Sarabia y Segundo Haro, quienes crean la segunda etapa con estos nuevos pasos: entrada, cruce, cruz que significa la muerte de Jesús, la equis (X), y el corazón que representa la devoción que cada uno tiene. A partir del año 2017 se incrementa un trabajo más, a petición del Sr. Luis Alberto Sarabia Suarez, denominado “media cadena engazado” que significa la amistad y la unión de la gente, la fiesta concluye con una reverencia al niño Manuelito, en esta parte se agradece a los priostes (Figura 22).
Expresión cultural en la arquitectura
Materialidad
Los materiales usados en la arquitectura vernácula expresan su relación con su contexto inmediato, y responden a sistemas constructivos amigables con el medio ambiente, tales como: tierra, paja, barro, piedra, arcilla, entre otros.
La piedra es transportada desde los ríos y riachuelos cercanos, se emplea para generar los zócalos de las casas, para construir una base sólida en los cimientos. De la misma manera, la madera es extraída de los bosques de pino para diseñar entramados de vigas, columnas, pies derechos, y entrepisos de la parte estructural de la vivienda, además, se la utiliza para la confección de menajes y acabados como puertas, ventanas, y cielo raso.
La tierra es el principal componente para elaboración de la mampostería, gracias a sus propiedades térmicas permite regular su la temperatura, adaptándose a las condiciones climatológicas de la parroquia. Las cubiertas son de paja trasladada desde los páramos, y barro fabricado con tierra y arena cocida.
Identificación de viviendas vernáculas
Figura 23. Cartografía de vivienda vernácula.
Fuente: Elaboración propia.
Sistemas constructivos
En San José de Poaló, se determina cuatro tipos de sistemas constructivos que fueron erigidas entre los años 1920 a 1952, los cuales son: bahareque, tapial, adobe, y mixto.
Figura 24. Vivienda construida con bahareque.
Fuente: Elaboración propia.
El bahareque está constituido a partir de carrizos que se entretejen con la ayuda de cabuya y paja, para formar una mezcla homogénea con el barro. Esta técnica se ha categorizado dentro de un enfoque cultural propio de la parroquia (Figura 24). El paso de baile de la Trajería denominado: “El cruce”, consiste en una danza donde cada integrante se entrecruza, y forma un círculo compuesto de dos vueltas en el centro de la pista. Esto se refleja en la manipulación de la paja para sujetar la tierra y formar mamposterías.
Figura 25. Vivienda construida con adobe.
Fuente: Elaboración propia.
El adobe también se refleja en las casas, debido a sus excelentes propiedades mecánicas, térmicas, de aislamiento acústico y resistencia al fuego. Son bloques de tierra, agua y fibras vegetales, que permiten construir hasta dos pisos de altura (Figura 25).
Figura 26. Muro de tapial.
Fuente: Elaboración propia.
El tapial está vigente en los cerramientos de los lotes, los moradores optan por usar este método debido a su facilidad para la elaboración de muros con tierra arcillosa y húmeda, es compactada con los pies o herramientas rudimentarias semejantes a un pisón (Figura 26).
Texturas y colores
En el centro rural, la cultura se halla inmiscuida con colores fosforescentes en las fachadas de las casas, las cuales están pintadas de paisajes y leyendas autóctonas de las costumbres y tradiciones de la gente (Figura 27).
Figura 27. Texturas y colores de las fachadas.
Fuente: Elaboración propia.
Forma y función. El aspecto formal se evidencia mediante formas ortogonales de tipo rectangular y cuadrangular para el diseño de las fachadas y plantas arquitectonicas, mientras que la cubierta es en forma de equis (X), esta figura comprendida por dos lineas diagonales cruzadas entre sí, a la vez, forma parte de un paso de baile en la Trajeria, donde cada integrante se mueve en sentido diagonal a la fila opuesta para crear una equis (X). Por lo general, las casas estan adornadas con una cruz en el techo, como símbolo religioso, que támbien es otro paso de baile (Figura 28).
Figura 28. La expresión cultural en la forma.
Fuente: Elaboración propia.
La arquitectura vernacula de la parroquia tiene identidad y armonía en sus formas, independientemente del sistema construtivo que se utilize, la esencia es la misma. Este tipo de arquitectura esta influenciado por un bagaje de aspectos propios de la zona, desde el comportamiento humano, hasta el medio ambiente, lo que da como resultado, diferentes formas de edificios que se adapan a todos los contextos (Figura 29).
Figura 29. Fachadas de las viviendas.
Fuente: Elaboración propia.
El modo de vivir de los propietarios y la manera en que utilizan sus inmuebles incide en las técnicas constructivas. En la zona de estudio, las consideraciones culturales afectan la disposición y el tamaño de las viviendas, esto se refleja en la dimensión de los espacios internos, así como la preparación de alimentos en fogones.
Figura 30. La vivienda como espacio de interacción social.
Fuente: Elaboración propia.
Por ejemplo, la interacción social es de carácter comunitario, es decir, la gente es sociable y extrovertida, dispuesta a conversar y disfrutar de momentos amenos con el vecindario, por ello su cultura se refleja en la construcción de bancas de piedra o madera, ubicadas al exterior de las viviendas (Figura 30).
El emplazamiento de las viviendas responde a una orientación con respecto al sol y viento, para producir condiciones térmicas favorables al desempeño funcional, además sus paredes externas y aleros se exponen estratégicamente al agua lluvia, para brindar protección al usuario.
Figura 31. El patio como espacio comunal.
Fuente: Elaboración propia.
Cabe recalcar que la Trajería es una fiesta preparada con anterioridad, los ensayos de los pasos o trabajos, se realizan en los patios de las casas, por eso cada vivienda tiene un patio interior amplio para reunir a la comunidad, con esto se ratifica que la cultura está enraízada en la forma de habitar y construir (Figura 31).
Propuesta: Lineamientos para la conservación del patrimonio
Figura 32. Relación cultural del Cruce y la arquitectura.
Fuente: Elaboración propia.
Figura 33. Relación cultural de la Equis (X) y la arquitectura.
Fuente: Elaboración propia.
Figura 34. Relación cultural de la Cruz (+) y la arquitectura.
Fuente: Elaboración propia.
Figura 35. Relación de la leyenda y la arquitectura.
Fuente: Elaboración propia.
Conclusiones
La cultura en San José de Poaló, hasta la actualidad es visible, las costumbres y tradiciones se han mantenido indelebles dentro de la parroquia, aspectos que han fomentado el modo de vivir y construir el contexto social, es decir, la arquitectura vernácula forma parte de su identidad. La Trajería es una fiesta propia de la población, donde el arte de la danza se conjuga con los actos litúrgicos y de veneración a imágenes, sus actividades como: pasos de baile, conformación de vestimenta, ensayos de movimientos, entre otros, están reflejados en el programa arquitectónico, el uso de materiales, proyección de espacios externos, diseños formales, técnicas, y sistemas constructivos de las viviendas. El patrimonio edificado de la parroquia, por lo tanto, se convierte en un punto cultural trascendente, que se apuntala a preservar el legado histórico de sus antepasados.
Referencias
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Javier Cardet García es Máster en Arquitectura, Conservación de Centros Históricos y Rehabilitación del Patrimonio Edificado. Arquitecto. Universidad Tecnológica Indoamérica (Ambato, Ecuador). https://orcid.org/0000-0002-6143-3788
Elizabeth Miranda Paredes es Máster en Arquitectura del Paisaje. Arquitecta de la Universidad Tecnológica Indoamérica (Ambato, Ecuador). https://orcid.org/0000-0002-5143-6248
Lenin Velastegui es estudiante de Arquitectura en la Universidad Tecnológica Indoamérica (Ambato, Ecuador).
Pablo Núñez es estudiante de Arquitectura en la Universidad Tecnológica Indoamérica (Ambato, Ecuador).
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© The author; licensee Universidad de la Costa - CUC.
Módulo Arquitectura CUC no. 27, pp. 9–34. Julio - Diciembre, 2021
Barranquilla. ISSN Impreso 0124-6542, ISSN Online 2389-7732.
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