Urbanismo táctico en el contexto de ciudades no resueltas: El caso de la ciudad de Barranquilla, Colombia

Tactical urbanism in the context of unresolved cities: The case of the city of Barranquilla, Colombia

DOI: 10.17981/mod.arq.cuc.24.1.2020.06

Artículo. Fecha de Recepción: 15/02/2019. Fecha de Aceptación: 30/03/2020.

Yalmar Alberto Vargas Tovar

Universidad del Norte. Barranquilla (Colombia)

yvargas16@cuc.edu.co

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Para citar este artículo:

Vargas, Y. (2020). Urbanismo táctico en el contexto de ciudades no resueltas: El caso de la ciudad de Barranquilla, Colombia. MODULO ARQUITECTURA CUC, no. 24, pp. 97-116, 2020. DOI: http://doi.org/10.17981/mod.arq.cuc.24.1.2020.06

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Resumen

La implementación de ejercicios de urbanismo táctico, exitosos en ciudades de países desarrollados, debe ser cuestionada en contextos de ciudades latinoamericanas, teniendo en cuenta que nuestras ciudades tienen una situación diferente, su población creció y crecerá en mayor medida que las ciudades del resto del mundo. Los conceptos del nuevo urbanismo global se fundamentan en un discursivo de los movimientos de construcciones pero que en el entorno latinoamericano no cuentan con un proceso de adaptación que se adapte a las realidades urbanas del continente suramericano , y en lugar de eso, han adoptado estándares norteamericanos. (Chávez y Badillo, 2017) Este articulo tiene como objetivo hacer una reflexión sobre esta temática y fundamentar las razones de esa hipótesis.

Palabras clave: Urbanismo táctico; ciudades latinoamericanas; planeación urbana

Abstract

The implementation of tactical urbanism exercises, successful in cities of developed countries, must be questioned in Latin American city contexts, taking into account that our cities have a different situation, their population grew and will grow more than cities in the rest of the world. The concepts of the new global urbanism are based on a discursive of the movements of constructions but that in the Latin American environment do not have an adaptation process that adapts to the urban realities of the South American continent , and instead, have adopted North American standards. (Chávez & Badillo, 2017) This article aims to make a reflection on this issue and support the reasons for this hypothesis.

Keywords: Tacital urbanism; Urban planning; Latin American cities

Introducción

El asunto es que tienes todo el crecimiento [demográfico] de los últimos veinte o treinta años, donde básicamente se ha duplicado la población urbana y al mismo tiempo no se han solucionado los problemas de la [ciudad] existente (Pieterse, 2013).

Toda la comunidad internacional ha expresado un concepto acerca de que las urbes son los ambientes artificiales los cuales más recursos consumen y a raíz de esto se pueden considerar como una de las causas del alto porcentaje de la problemática ambiental del planeta. En consecuencia, es preciso generar un patrón de crecimiento urbano que mejore las características y condiciones de las actuales generaciones sin comprometer el futuro de las siguientes (Cardenas, 2012). Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más de la mitad de la población mundial vive actualmente en ciudades y, para el año 2050, se estima que esa cifra aumentaría en 6.500 millones de personas. Para tener una medida de este crecimiento exponencial de la población mundial, Richard Rogers lo ejemplifica en su libro Ciudades para un Pequeño Planeta, con un dato increíble: “La población urbana se incrementa en 250.000 personas al día, lo que equivale aproximadamente a la aparición de un nuevo Londres cada mes” (Rogers, 2008). En este sentido, no es viable el desarrollo futuro de nuestras ciudades si no se transforma la manera en la que actualmente las construimos, sobre todo en regiones como América Latina, en las que el crecimiento ocurre de una manera más acelerada, en últimas la expansión urbana tendrá lugar en el mundo en desarrollo. Las ciudades son los sitios más importantes en términos de ser capaces de acoger, lastimosamente de forma poco digna, a la población de pobres y migrantes. Como ejemplo algunas ciudades brasileras, esas migraciones contribuyeron de manera significativa a la consolidación de la realidad actual de las periferias que se enmarcan como las únicas opciones de sobrevivencia en la metrópoli para la mayor parte de los nuevos pobladores. Estos procesos de urbanización contemporáneos provocan el crecimiento de la periferia no pasan simplemente por la complejidad de los centros urbanos (Sollero, 2017) y en el contexto de la segregación urbana y la informalidad, Latinoamérica evidencia un gran aumento en los índices de desempleo, unido a los bajos valores de remuneración económica, obligando a muchos habitantes a explotar cualquier recursos que les permita subsistir de manera digna. Generando entonces el comercio informal callejero y por lo tanto la invasión del espacio público y además la falta de consenso económica que mejore los niveles de distribución o satisfacción de las necesidades básicas.(Fernández, 2015).

Figura 1. Pobreza en las ciudades.

Fuente: ©Pixabay.

En Colombia el 75% de la población actual vive en centros urbanos, y las proyecciones muestran que la población urbana pasará a representar el 85% del total para el año 2050, lo que significa que en los próximos treinta años llegarán aproximadamente 20 millones de personas a las ciudades colombianas. Esta situación ampliará el sistema de ciudades actual, en el que existen cuatro ciudades con más de un millón de habitantes, y 41 de más de 100 mil habitantes, para pasar en el 2050, a siete ciudades de más de un millón de habitantes y 69 de más de 100 mil habitantes (Direccion Nacional de Planeacion–DNP, 2013).

Figura 2. Asentamientos informales.

Fuente: ©Pixabay..

Esta dinámica de crecimiento urbano de las ciudades colombianas, producida por el desplazamiento de población del campo a la ciudad, generado en gran medida por la situación de violencia de los últimos 50 años, ha aumentado las externalidades negativas que naturalmente producen las aglomeraciones urbanas. Las ciudades colombianas entonces, se han desarrollado produciendo problemas estructurales aún no resueltos: la segregación social, la violencia urbana, un precario transporte público, la contaminación del aire, contaminación de fuentes de agua, la falta de infraestructura y, la ausencia de espacio público, entre otros. Estas problemáticas urbanas y socioeconómicas se convierten en común denominador de las ciudades latinoamericanas que se han forjado bajo la sombra de planes de ordenamientos que parecen haber sido creados en la prehistoria ya que se vuelven obsoletos frente a las transformaciones urbanas como la expansión urbana, la globalización, la degradación de zonas ambientales (Rodríguez, Romañas y Vidal, 2014).

Figura 3. Asentamientos informales.

Fuente: ©Pixabay..

En el caso específico de la ciudad de Barranquilla, siendo una urbe de carácter portuario, comercial e industrial, y localizada al norte de Colombia, con una población alrededor de 1.206.705 habitantes, el 51.6% es de género femenino y el 48.4% corresponde al género masculino, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Cigüenza, 2019) y que su poblamiento se presentó de manera espontánea en la ribera del rio Magdalena , a mediados del siglo XVI sin ninguna clase de influencia colonial y de planificación planimétrica; con asentamientos de casas de bahareque y techos de paja entre causes de arroyos naturales, con calles largas cruzadas por callejones, con vías arenosas y arborizadas con la vegetación del trópico (Rocha, 2013). Más del 80% de la ciudad se desarrolló de manera informal, producto de la llegada de población desplazada por la violencia del país (Ospino, 2003), creando un espacio urbano en el que sólo existe 0,8% de metros cuadrados de espacio público por habitante (Alcaldia de Barranquilla, 2012). Sin embargo, a pesar de los recientes ejercicios de planeación formal de Barranquilla los resultados no muestran que estas herramientas “tradicionales” tengan influencia para cambiar la situación. En este sentido, la Universidad del Norte de Barranquilla realizó un estudio en el año 2012 para identificar el porcentaje de ejecución del Plan de Ordenamiento Territorial de Barranquilla 2006-2010 y determinó que de la visión de futuro del plan sólo se había ejecutado un 10%, en el período del plan, es decir en 10 años. En los últimos 60 años, esta ciudad ha experimentado un crecimiento continuo sin ningún control gubernamental (Panza, 2009) y sin querer el actual Plan de Ordenamiento Territorial continua promoviendo y autorizando nuevas zonas de expansión, permitiendo una ocupación extensiva del territorio.

Figura 4. Asentamientos informales.

Fuente: ©Pixabay..

El territorio urbanizado de Barranquilla contiene áreas con diferentes niveles de densidad y consolidación, la mayoría de la ciudad presenta una baja intensidad en el uso del suelo ya que está ocupada por edificaciones de 2 y 3 pisos, con excepción de la zona norte en donde se usa el suelo intensivamente. Lo anterior ha tenido como consecuencia una ocupación extensiva del territorio. En Barranquilla, como en muchas ciudades de Latinoamérica, debido a procesos acelerados de crecimiento, existen varias zonas que originalmente eran periféricas y que con el tiempo se han convertido en zonas céntricas; esta condición las hace susceptibles de mutar a usos más cualificados o a intensificar el uso del suelo, y con ello promover un desarrollo urbano compacto. Sin embargo, debido a que los desarrollos inmobiliarios están regidos por la economía de mercado y promovidos por los particulares, estos tienen lugar en las periferias, con una muy baja regulación del gobierno urbano y con los altos costos que implica extender las redes de la infraestructura de la ciudad (Cardenas, 2012).

Figura 5. Asentamientos informales.

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Una de las urbanizaciones tomadas con modelo norteamericano se desarrolló en Barranquilla desde 1920 en un sector de área residencial denominado el de las casas-quintas contigua al centro histórico, fue denominada “Urbanización del Prado” con un modelo innovador de amplios espacios y bondadosos lotes, con un sistema de autogestión. Todo el urbanismo y diseño de paisaje basado en criterios internacionales, trajo como consecuencia la aparición de la arquitectura importada con un estilo republicano y luego moderno (sector norte de la ciudad), correspondiendo al 18.1% de la estratificación socioeconómica actual. Todo lo contrario, ocurrió en la zona sur de la ciudad, donde a partir de 1946, se desarrollan urbanizaciones de viviendas de interés social tratando de solucionar el déficit de vivienda. Es esta el año 1950, que se presenta la primera invasión masiva de viviendas por localización espontánea, sin obtener derechos a servicios públicos y a ninguna condición ni cerca parecida a un urbanismo de calidad, sin vías de comunicación. Estas invasiones se agrupan en los sectores sur-occidente, suroriente y en los sitios de los actuales barrios como Las Flores, Siape, San Salvador, y Corregimiento de La Playa (sector noroccidente), correspondiendo a un aproximado del 51.8% de los barrios de la ciudad (Pulido, 2013). En general en estos asentamientos informales, como Las Flores, los habitantes se preocupan principalmente por reclamar las parcelas apoyándose en la necesidad fundamental de construir un techo. Luego, poco a poco emerge una conciencia colectiva que permite una comunidad para definir su propia identidad. Este barrio tiene cuatro, edificios públicos existentes: una escuela, clínica, pequeño salón comunitario e iglesia. Todos construidos por empresas privadas (Cure, 2014).

Figura 6. Edificaciones 2 y 3 pisos.

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La problemática ha continuado en el tiempo, y ciertas estrategias de urbanismo táctico se han implementado, tales como el diseño y construcción de Mega colegios en puntos neurálgicos de la ciudad o la generación y rehabilitación de un gran número de parques urbanos, no han logrado todavía solucionar de manera eficaz. Un ejemplo claro fue el proceso de desalojo de los vendedores ambulantes invasores del espacio público en el centro de la ciudad más específicamente en la calle 30 entre carreras 38 y 46. Este proceso fue largo y no contó con un plan claro de reubicación de los mismos ,sin generar conflictos o enfrentamientos (Fernández, 2015). Se dice que “Barranquilla es el mejor vividero del mundo”, pero este concepto dista mucho de la realidad que se vive en los barrios mencionados, debido a la gran problemática urbano-ambiental presente (Rodriguez, Romañas y Vidal, 2014).

Figura 7. Vendedores informales.

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Esta situación generalizada ha convertido el espacio urbano no solo de Barranquilla si no de las demás ciudades colombianas en los escenarios ideales para que sector privado y la ciudadanía se conviertan en los gestores de las transformaciones de sus territorios.Aparecen entonces ejercicios internacionales de urbanismo táctico importados del mundo desarrollado, que surgieron basados en las críticas al modelo modernista de construcción de la ciudad planteadas por Jane Jacobs en la década de los 60´ en Estados Unidos. Este modelo está basado en la inclusión de la ciudadanía en la creación del espacio urbano como solución a los complejos desafíos que afrontan nuestras ciudades. Si bien es cierto, esta tendencia se ha posicionado en países desarrollados en donde no existen los problemas de las ciudades de América Latina, la llegada a nuestras ciudades nos permite reflexionar alrededor de las siguientes preguntas:

¿Estamos preparados para incluir a los ciudadanos en ejercicios de transformación de los contextos urbanos en ciudades que no han resuelto las necesidades de su infraestructura básica?

Conclusiones

De cierta manera podemos decir que los espacios libres públicos de la ciudad son un abanico de luchas, conflictos y problemáticas en las que actúan muchos actores sociales y que nunca han logrado un consenso general, y aunque los espacios públicos son lugares de encuentro, de suma importancia para la vida social y publica y, hasta son factores de trasformación social (Sollero, 2017). Si no se planean adecuadamente pueden ser elementos que jueguen en contra de la misma ciudad. Las estrategias de urbanismo táctico tal vez no funcionen muy bien en las ciudades latinoamericanas no resueltas. El nuevo urbanismo ha evolucionado se ha institucionalizado mediante una amplia producción teórica documental guiando las intervenciones urbanas y arquitectónicas. Es el caso del USGBC (United States Green Buiding Council) que utiliza sistemas estandarizados para categorización de las construcciones sostenibles, como herramienta de clasificación de las propuestas que se acogen a los principios rectores del nuevo urbanismo (Chávez y Badillo, 2017). Pero en el ámbito latinoamericano, cuando se habla de ordenamiento territorial se tocan temas todavía efímeros, debido a la falta de materialización de propuestas urbanas convirtiéndose luego en promesas incumplidas (Rodriguez, Romañas y Vidal, 2014).

Se puede concluir que se necesita el compromiso de todas las fuerzas vivas de la ciudad con el fin de asumir la responsabilidad social de revertir el caos de crisis urbana y violencia para que Barranquilla, y no solo los entes locales, sino las autoridades nacionales. De igual manera hay que tener en cuenta que cada ciudadano debe asumir un compromiso con su ciudad. Se debe cultivar el sentido de pertenencia (Rocha, 2013). Y es claro lo que comenta el arquitecto Jaime Correa1:

La previsibilidad, el mantra de las burocracias de planificación, es uno de los principales contribuyentes de la falta de organización en las ciudades contemporáneas. En su búsqueda por fórmulas precisas para predecir el futuro, las oficinas de planificación urbana han reducido nuestra comprensión del urbanismo a un conjunto minimalista de relaciones espaciales, modelos de desarrollo financiero y económico, oportunidades y retos ecológicos, sistemas de transporte, distribución racional del uso de la tierra, repartimiento justo de los servicios de infraestructura, o a la pura naturaleza política de las partes interesadas. En nuestra práctica diaria, sin embargo, la promesa de un mundo racional aún no se ha confirmado (Correa, 2013).

Teniendo en cuenta los problemas no resueltos de la ciudad, producto de las externalidades negativas del crecimiento urbano en las ciudades latinoamericanas, podría esperarse que los ejercicios de urbanismo táctico produzcan resultados diferentes a los impactos que ocurren en este tipo de prácticas en ciudades de países desarrollados. Nos preguntamos entonces si ¿estos esfuerzos, que buscan resolver problemas de ciudad, y que aún no se tiene certeza del impacto que tienen, podrían convertir una práctica que ha sido exitosa en otras latitudes, en ejercicios de activismo pasajero? ¿Cómo medir el impacto real para la transformación y solución de los problemas de las ciudades latinoamericanas de los ejercicios de urbanismo táctico? ¿Los ejercicios de urbanismo táctico son la solución a los problemas de las ciudades latinoamericanas o son un complemento de la planeación urbana “tradicional”? Estas preguntas nos permitirán abrir caminos para entender cómo debemos implementar ejercicios de urbanismo creados en realidades lejanas, y con problemáticas diferentes a las nuestras. Pero mientras las urbes y sus determinantes sociales, económicas y políticas sigan transformándose, la función pública y el sentido de espacio cultural seguirán evolucionando y el urbanismo táctico será una buena estrategia siempre y cuando se adapte a la realidad latinoamericana, y se podrá entender la desaparición de la planificación; y es que por medio del urbanismo táctico se han producido alternativas de diseño innovadoras; así como es que a través del urbanismo táctico se proponen ideas y deseos para un espacio público dentro de una civilización amable y se han logrado identificar cosas que antes no se veían (Correa, 2013).

Referencias

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1 Jaime Correa (nacido el 19 de septiembre de 1957 en Colombia) es urbanista, arquitecto y profesor de la Universidad de Miami. Correa es una autoridad respetada en los campos de la arquitectura, el diseño urbano y el desarrollo sostenible.