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Moreno, González, Medina, Rodríguez y Cisneros / Cultura, Educación y Sociedad, vol. 10 no. 2, pp. -46, Julio - Diciembre, 2019

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Huertas Caseras como Opción de Sostenibilidad Socio-Ambiental1

Home Garden as Socio-Environmental Sustainability Option

DOI: http://dx.doi.org/10.17981/cultedusoc.10.2.2019.03

Recibido: 23/05/2019 Aceptado: 28/08/2019

Nidia Milena Moreno

Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia

nidia.moreno@unad.edu.co

Angie Carolina González Robles

Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia

angie.gonzalez@unad.edu.co

Jairo Andrés Medina Guerrero

Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia

jairomedina1028@gmail.com

Jorge Alejandro Rodríguez Palacios

Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia

jorge.rodriguep@unad.edu.co

Carlos Fernando Cisneros Rincón

Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia

carlos.cisneros@unad.edu.co

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Para citar este artículo:

Moreno, N., González, A., Medina, J., Rodríguez, J. y Cisneros, C. (2019). Huertas Caseras como Opción de Sostenibilidad Socio-Ambiental. Cultura, Educación y Sociedad, 10(1). -46. DOI: http://dx.doi.org/10.17981/cultedusoc.10.2.2019.03

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Resumen

El artículo tiene como objetivo analizar la estrategia “huertas caseras” como opción de sostenibilidad socio­ambiental, tomando como referente contextual la experiencia de acciones solidarias de seguridad alimentaria con familias del Municipio de Tenza (Boyacá, Colombia). La metodología se aborda desde tres fases: 1) Diagnóstica, orientada al reconocimiento de la comunidad intervenida, a través de una ficha de caracterización socio­demográfica, ambiental y de seguridad alimentaria; 2) Diseño de un plan estratégico con acciones solidarias para la atención de las necesidades encontradas en el diagnóstico. 3) Implementación del plan propuesto en las comunidades objeto de estudio. Los resultados evidencian como el modelo de huerta casera y el aprovechamiento de residuos sólidos orgánicos, resultan opciones estratégicas pertinentes para generar en la comunidad una iniciativa de reflexión sobre la seguridad alimentaria y la sostenibilidad socioambiental. Se concluye de esta forma como al contar con una mejor oferta alimenticia para la población, se podrá garantizar una óptima ingesta de nutrientes, mejorando los niveles de bienestar y estado de salud en sus habitantes.

Palabras clave: Huertas caseras familiares; sostenibilidad; oferta alimenticia: niveles de bienestar

Abstract

The objective of this article is to analyze the "home gardens" strategy as an option for socio-environmental sustainability, taking as a contextual reference the experience of food security solidarity actions with families in the Municipality of Tenza (Boyacá, Colombia). The methodology is approached from three phases: 1) Diagnosis, oriented to the recognition of the intervened community, through a sociodemographic, environmental and food security characterization file; 2) Design of a strategic plan with solidary actions for the attention of the needs found in the diagnosis. 3) Implementation of the proposed plan in the communities under study. The results show how the home-garden model and the use of solid organic waste are relevant strategic options to generate in the community an initiative for reflection on food security and socio-environmental sustainability. It is concluded in this way that by having a better food supply for the population, it will be possible to guarantee an optimal intake of nutrients, improving the levels of welfare and health status of its inhabitants.

Keywords: Family home gardens; sustainability; food supply; welfare levels

Introducción

Según la Organización mundial de la salud (OMS) las personas cuentan con seguridad alimentaria cuando tienen acceso permanente a alimentos con nutrientes aptos para su desarrollo integral, los cuales les permiten tener una vida sana y activa. Para que una persona o comunidad tenga seguridad alimentaria debe cumplir tres elementos esenciales, como son la disponibilidad de alimentos, acceso a los alimentos y uso de los alimentos (OMS, 2018). Esto hace referencia principalmente a la disponibilidad suficiente y consistente de los alimentos, teniendo en cuenta el nivel de producción, el intercambio de productos y el acceso a los mismos.

Sin embargo, bajo este escenario nace una problemática mundial de inseguridad alimentaria, la cual surge entre otros aspectos por la implementación de modelos económicos que no están acorde a las necesidades territoriales. Modelos con insuficientes elementos para atender la creciente sociedad globalizada, el deterioro ambiental que disminuye la fertilidad del suelo y la productividad del mismo, así como catástrofes asociadas al cambio climático, inundaciones, altas temperaturas, y sequías, entre otros. Estos fenómenos económicos, ambientales, políticos y sociales, han venido ampliando las brechas a nivel de los países de Latinoamérica, traducidos en inequidad, acceso limitado a la educación, al trabajo digno, a la vivienda y por su puesto a una alimentación sana, suficiente y nutritiva, en la región (Álvarez y Pérez, 2013).

Los referidos autores destacan como estas brechas afectan de manera continua y permanente la seguridad alimentaria y el estado nutricional de sus habitantes, en correspondencia con las cifras emitidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) producto del análisis realizado sobre el estado de subnutrición de la región (Landon, 2005).

En algunos países como Colombia, se han implementado diversos programas, proyectos y legislación para promover la seguridad alimentaria, sin embargo, estas alternativas, resultan aún insuficientes. Por ejemplo, la dieta de los colombianos es desbalanceada según datos arrojados por el Sistema de Selección de Beneficiarios para Programas Sociales (SISBEN). El 40,5% de las personas consumieron más del 65% de las calorías provenientes de carbohidratos y el consumo de frutas y verduras es muy bajo (Documento Conpes 113, 2013).

La inseguridad alimentaria en Colombia tiene una mayor prevalencia en los departamentos con más proporción de población en situación de pobreza, como el caso de los ubicados en la zona caribe con mayores tasas en la zona rural y entre las personas clasificadas dentro del beneficio del Sisben (Álvarez y Pérez, 2013). Según lo menciona la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia la prevalencia de inseguridad alimentaria de los hogares colombianos incrementó en ١,٩٪ con respecto a la cifra reportada por la ENSIN ٢٠٠٥ (ENSIN, ٢٠١٠).

En el caso de Boyacá, el Comité Técnico Interinstitucional de Seguridad Alimentaria Nutricional (CTISAN), cuya secretaría técnica se ejerce desde la sectorial de salud, socializó ante el Consejo Departamental de Política Social, el Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Lo cual demuestra que el departamento de Boyacá tiene problemas en temas de alta prioridad como desnutrición crónica, aguda y global, existe población con algún tipo de deficiencias de nutrientes como vitaminas y minerales, y se presentan casos de sobrepeso y obesidad; los cuales son causantes de enfermedades crónicas. Estos fenómenos están asociados entre otros, a la situación de pobreza, deficiencia en la prestación, bajo acceso a servicios públicos, falta de hábitos y estilos de vida saludables, baja educación en estos temas, cambio climático, entre otros (Gobernación de Boyacá, ٢٠١٦).

Fundamentado en los descriptores expuestos, este artículo tiene como objetivo analizar la estrategia “huertas caseras” como opción de sostenibilidad socio­ambiental, tomando como referente contextual la experiencia de acciones solidarias de seguridad alimentaria con familias del Municipio de Tenza (Boyacá, Colombia).

Referentes teóricos

La acción solidaria y su aporte a la sostenibilidad socioambiental

Tradicionalmente el concepto de solidaridad ha estado asociado a un valor moral, ese apoyo que pueden generar los seres humanos a sus pares en el momento que requieren ayuda económica, espiritual, humanitaria, entre otros. Esta perspectiva ha contribuido a que la solidaridad se oriente hacia la caridad, el asistencialismo e incluso la responsabilidad social de entidades y empresas. Por lo anterior, se hace la claridad que desde la prestación del servicio social de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (Unadista), se pretende renovar el concepto de solidaridad en el contexto comunitario, para promover el reconocimiento de las problemáticas y los recursos con los que cuentan las comunidades. Con ello fortalecer el acompañamiento al líder transformador; que en este caso es un estudiante servidor social en la promoción y puesta en marcha de acciones solidarias que respondan de manera pertinente con las necesidades de sus comunidades.

Para este fin se propone el concepto de acción solidaria, entendida como el conjunto de hechos voluntarios y organizados de una comunidad, que a partir de la acción comunicativa buscan transformar una realidad en pro del beneficio social y el desarrollo comunitario (Moreno, en prensa). Por tanto, la acción solidaria nace a partir del proceso comunicativo desarrollado por un grupo de personas, motivadas por un sentimiento de cooperación para transformar su entorno y mejorar su calidad de vida (Sistema de Servicio Social Unadista SISSU, 2015).

En este sentido, las acciones solidarias desarrolladas por los estudiantes de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), prestadores del servicio social en el marco del proyecto “seguridad alimentaria a partir de métodos sostenibles: huertas caseras en macetas ecológicas diseñadas en envases de Polyethylene terephthalate (PET)”, buscan aportar a las situaciones de seguridad alimentaria del contexto local mediante actividades formativas y participativas que vinculan a las comunidades en la solución a sus problemáticas o en la búsqueda de prácticas innovadoras que potencien sus recursos.

Las acciones solidarias desde el núcleo temático de huertas caseras se desarrollan en el marco de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ONU, 2015), en tanto, se pretende aportar a la promoción que todos los hombres y mujeres, en particular aquellos considerados vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos económicos, así como acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control de las tierras y otros bienes donde se incluye una alimentación sana y balanceada. Así mismo, se enmarca en las políticas que pretenden erradicar el hambre y asegurar el acceso de todas las personas a los nutrientes básicos, e igualmente, poner fin a la malnutrición, duplicar la productividad agrícola, y aumentar los recursos de los pequeños productores de alimentos (ONU, 2015).

Con lo anterior y atendiendo a una necesidad creciente en el territorio boyacense se desarrolla la prestación del servicio social Unadista en articulación con la Escuela de Ciencias Agrícolas Pecuarias y del Medio Ambiente (ECAPMA)- UNAD, con el proyecto “seguridad alimentaria a partir de métodos sostenibles: huertas caseras en macetas ecológicas diseñadas en envases tipo PET”.

Dentro de los principales logros se puede resaltar el trabajo comunitario, el rol del estudiante Unadista como líder trasformador de su realidad local mediante capacitaciones sobre educación ambiental y seguridad alimentaria, la elaboración de ejemplos de huertas caseras y el aprovechamiento de residuos sólidos orgánicos y del material PET, dejando en su comunidad una iniciativa de reflexión sobre la seguridad alimentaria, y la huerta casera como una opción de sostenibilidad socio/ambiental.

Metodología

El enfoque metodológico es cualitativo orientado en la comprensión de los fenómenos, indagando desde la perspectiva de los participantes en su contexto (Hernández, Collado & Baptista, 2010). El logro de este propósito conlleva a trabajar con la investigación Acción Participativa (IAP), como plataforma metodológica que trasciende la comprensión del fenómeno, para referir su identificación y caracterización, como base para la transformación sociocrítica del contexto, de tal forma que se generen mecanismos de empoderamiento en función de las necesidades emergentes.

Al respecto, AnderEgg (2003) destaca la pertinencia de este método para la transformación propositiva del contexto a partir de la integración entre actores. Para Marín (2012), una orientación cualitativa de los procesos de investigación considera el contexto y la realidad cambiante en atención a su multidimensionalidad. Coinciden los autores que la intervención de la realidad supone etapas de planeación, concertación, actuación, transformación, valoración de los procesos de cambio, todo en correspondencia con la participación consciente y deliberada de los actores sociales.

Desde los referentes expuestos en la IAP, para el desarrollo de la prestación del servicio social en el marco del proyecto “seguridad alimentaria a partir de métodos sostenibles: huertas caseras en macetas ecológicas diseñadas en envases tipo PET” se implementan tres fases.

Fase 1

Diagnóstico solidario: los estudiantes hacen un reconocimiento de su comunidad mediante un diagnóstico solidario, donde aplican y analizan una ficha de caracterización socio demográfica, ambiental y de seguridad alimentaria diseñada por el equipo de trabajo del proyecto y contentiva de 31 preguntas.

En esta fase, se toma una muestra de diez familias, el número promedio de habitantes en cada vivienda corresponde a 3.1 habitantes, en donde la familia con mayor población cuenta con un total de 5 personas y la familia con menor población cuenta con 2 personas. Además del número de personas por grupos de edad, las cuales corresponde a una población de: 8 personas menores de 17 años; 3 habitantes entre los 18 y 30 años; 16 personas entre los 31 y los 74 años; y 4 personas mayores de 65 años; para una muestra total de 31 personas de 10 familias.

Es importante destacar que la dinámica de las familias que conforman los grupos de interés de la investigación, está asociada a las características socioculturales del contexto intervenido. Al respecto, Demarchi, Aguirre, Yela y Viveros (2015), conceptualizan la dinámica familiar como el clima relacional entre los diferentes actores, desde la mediación de relaciones afectivas, compromiso y responsabilidad compartida para dar respuesta a sus principales requerimientos y necesidades.

Fase 2

Plan de acción solidaria: con la información recolectada y según las necesidades encontradas se diseña un plan de acción, orientado al desarrollo de una acción solidaria que atienda las necesidades encontradas en el diagnóstico.

Fase 3

Implementación de la acción solidaria propuesta: los estudiantes prestadores del servicio social, desarrollaron las acciones solidarias planeadas en sus comunidades respectivas.

Técnicas en Instrumentos de Investigación

En el proceso de identificación de la comunidad, se trabaja con la técnica de caracterización diagnóstica, a través de una ficha de caracterización, compuesta por 31 ítems organizados en tres categorías de análisis: información sociodemográfica, conocimientos sobre seguridad alimentaria y conocimiento sobre huertas caseras y manejo de residuos sólidos domésticos.

Grupos de Interés Participantes

Participaron 31 personas pertenecientes a 10 familias residentes en el municipio de Tenza (Boyacá, Colombia). Los grupos de actores que intervienen en la investigación ofrecen la información que permite realizar la ficha de entrega, donde se describen las características iniciales de la comunidad, asociadas a las categorías estudiadas, así como también las principales debilidades y las acciones requeridas para abordarlas en el proceso de implementación; de tal forma que se identifican las diferentes fases a llevar a cabo y los resultados obtenidos en los grupos participantes.

Resultados

Fase 1

Se identifican aspectos socioeconómicos, donde se encuentra que 9 de las 10 familias pertenecen a un estrato socioeconómico 2 y 1 al estrato 3. Se encuentra que, en 5 familias por lo menos 2 de sus miembros trabajan; en 2 familias, uno de sus miembros está laboralmente activo; mientras que, en 3 familias, ningún miembro de la misma se encuentra trabajando. La clasificación en estratos en Colombia está asociada a las diferencias de carácter socioeconómico jerarquizado. En este sentido los grupos de interés se ubican en estratos bajos que disponen de menores recursos.

En cuanto al dinero destinado por cada una de las familias mensualmente en alimentación, el 70% asegura que gasta entre 200.000 y 300.000 pesos, mientras que el restante 30% destina entre 300.000 y 400.000 pesos. Además, el 100% de las familias destaca que sus ingresos mensuales no son suficientes para cubrir las necesidades básicas. En relación con la apropiación del conocimiento sobre seguridad alimentaria, solo el 70% indica haber manejado algún tipo de información al respecto; resulta preocupante que un 30 manifiesta un desconocimiento total del tema.

En 9 familias, se conocen las huertas caseras, mientras que las familias restantes expresan desconocimiento al respecto. 5 de las 10 familias participantes poseen una huerta casera en su hogar, mientras que, 7 familias manifiestan su disposición a tener una en su hogar. En cuanto a la disponibilidad de tiempo para la implementación, 5 familias cuentan con el tiempo para realizar el proceso; en un 80% de los casos dedicarían menos de una hora, mientras que, en los 20% restantes dedicaría entre 1 hora y 2 horas. Los productos que se cultivarían en las huertas serían las especies aromáticas en 8 familias, mientras que, las verduras serían los alimentos cultivados por las 2 familias restantes.

En cuanto al conocimiento del tema de residuos sólidos, 6 familias tienen conocimientos mínimos sobre el proceso de reciclaje y manejo de residuos. No obstante, 8 de las 10 familias utilizan parte de sus residuos en algún proceso de reciclaje o reutilización, especialmente en los residuos inorgánicos.

Fase 2

En esta fase se organizan las acciones solidarias; las actividades formativas buscando una alta participación comunitaria, teniendo en cuenta los siguientes ítems: ¿Qué se quiere alcanzar (objetivo)?, ¿Cuánto se quiere lograr (cantidad y calidad)?, ¿Cuándo se quiere lograr (en cuánto tiempo)?, ¿En dónde se quiere realizar la acción solidaria (lugar)?, ¿Con quién y con qué se desea lograrlo (personal, recursos financieros)?, ¿Cómo saber si se está alcanzando el objetivo (evaluando el proceso)?, ¿Cómo determinar si se logró el objetivo (evaluación de resultados)? (Planas-Llado, Pineda-Herrero, Gil-Pasamontes y Sánchez-Casals, 2014)

Fase 3

En la socialización, la comunidad identifica su dominio en los temas relacionados con el proyecto y tiene claridad en cuanto a las debilidades asociadas. Además, se describen las condiciones físicas de cada una de las viviendas y las necesidades de cada familia. De acuerdo con este reconocimiento se realiza el diseño de las huertas caseras, con la intención de adaptarlas al perfil de requerimientos de cada uno de los grupos de interés participantes.

En la búsqueda de materiales, cada familia realiza la recolección de los insumos necesarios (envases tipo PET) que cada familia produce, además de la tierra y las semillas de los diferentes alimentos a ser cultivados. En la etapa de construcción e instalación, cada participante se involucra en la construcción de sus respectivas huertas, logrando identificar los diversos usos y versatilidad que poseen los residuos, utilizándolos en la vida cotidiana.

La socialización de cierre al culminar el proceso de instalación, permite a la comunidad aclarar sus dudas y así tener un conocimiento sobre los tres temas principales del proyecto. Se resalta la importancia de la seguridad alimentaria y las oportunidades que presentan las huertas caseras en cada uno de los hogares; además de, posibles futuros proyectos de ampliación.

Los resultados alcanzados en las diferentes fases conllevan a percibir una comunidad con escaso conocimiento sobre seguridad alimentaria, reciclaje, manejo de residuos y huertas caseras. Con el desarrollo de la acción solidaria, se logra que las familias se involucren y manifiesten interés en los temas y puesta en marcha de las actividades. Consecuentemente, se tiene una población empoderada y con alto sentido de pertenencia hacia sus proyectos; se reconocen sus beneficios, así como también las acciones a realizar para el óptimo funcionamiento del proyecto y las posibilidades de expansión.

Finalmente, la acción solidaria conduce a la implementación de las huertas caseras en tres familias del municipio de Tenza (Boyacá, Colombia). Las familias participantes ampliaron sus conocimientos en las temáticas relacionadas y evidencian competencias para reconocer oportunidades en el corto, mediano y largo plazo.

Discusión y Conclusiones

La acción solidaria consiste en “trabajar de forma colectiva objetivos colectivos” (Rebollo, 2012).

Fundamentado en el enfoque participativo sociocrítico, se concibe la ciudadanía desde una concepción grupal, bajo principios de organización, autonomía y fortalecimiento de las relaciones de poder entre los grupos sociales involucrados (Montero, 2003; Barbero y Cortés, citados en Rebollo, 2012).

Esta concepción se evidencia a través del trabajo realizado con las familias investigadas; se parte de sus perfiles para identificar potencialidades de desarrollo, con base a sus capacidades, habilidades y recursos, de manera que puedan intervenir en la solución de problemas del contexto, de forma consciente, comprometida y crítica. Implica transformación del entorno en correspondencia con las necesidades y aspiraciones, tanto individuales como colectivas. (Montero, citado en Rebollo, 2012).

Esto se manifiesta en la implementación de acciones solidarias, desde la formación participativa en el tema de huertas caseras y manejo de residuos; se alcanza el fortalecimiento y mejoramiento de la calidad de vida de las familias participantes, en tanto la promoción y apropiación de hábitos de vida saludables relacionados con el manejo de sus alimentos.

Con la implementación del proyecto se inicia una producción alimentaria en el núcleo familiar, se propicia una mayor disposición de alimentos y un mayor porcentaje de ingresos, que pueden atender otras necesidades básicas. Al aumentar la disponibilidad y accesibilidad de los alimentos, se favorece la seguridad alimentaria, produciendo alimentos de mayor calidad, lo que genera una disminución del hambre en las poblaciones, y repercute en la disminución de la pobreza desde los microterritorios. A decir de Carrera, Bravo, Marín y Crasto (2013), el territorio resulta un componente clave para los procesos de desarrollo desde la articulación entre los diferentes sectores sociales.

Se valida la importancia de la interacción social desde la acción comunicativa, para que las dinámicas academia-comunidad, posibiliten acciones solidarias con alta pertinencia social. Lo anterior se evidencia con el desarrollo de un proceso de identificación con la comunidad sobre los aspectos más importantes que sirven para proveer el diseño y desarrollo de las actividades posteriores. Siempre considerando las características de la comunidad, de manera tal que el proyecto responda a las necesidades y requerimientos expuestos desde las voces de los actores clave.

Con el diseño y la implementación del plan de acción, se consolida el aprendizaje reciproco con las comunidades. Desde la academia se atienden vacíos de conocimiento y desde la comunidad se establecen mecanismos de asociatividad, para que en equipo se reconozcan necesidades, recursos y fortalezas presentes en las comunidades, y se proyecten procesos de auto-gestión para la transformación territorial en el marco de la sostenibilidad.

La acción solidaria logra la generación de compromisos para el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y la creación de buenos hábitos alimenticios; se genera una conciencia ambientalista de carácter transformador con base a las situaciones contextuales. Se logra así la participación en la creación de huertas casera tipo PET en su vivienda. Por otro lado, la acción solidaria permite profundizar en el conocimiento de los perfiles de las comunidades y grupos organizados interviniente; igualmente, el uso sostenible de los envases PET, contribuyendo a la reutilización de este material, que genera efectivos negativos en el ambiente.

Se puede concluir que, si la población cuenta con una mejor oferta alimenticia, garantiza una óptima ingesta de nutrientes, lo que conlleva mejores niveles de bienestar y estado de salud en los habitantes. En el desarrollo de la acción solidaria, se hace especial énfasis en el tema educativo y de formación, con el fin de garantizar el correcto funcionamiento y la sostenibilidad de las acciones realizadas.

El desarrollo de acciones solidarias contribuye a que las comunidades puedan entender, analizar y gestionar su bienestar social. Por ejemplo, desde la presente investigación, las familias se concientizan sobre la seguridad alimentaria y la importancia que tiene para su desarrollo personal, familiar y social. Y desde la académica se valida la fuerza de las acciones solidarias en el empoderamiento comunitario, marcado por el reconocimiento y apropiación de problemáticas y recursos, y en la conformación de gestores sociales, que piensan, sienten y promueven el bienestar comunitario, como verdaderos líderes transformadores y solidarios en el marco del desarrollo sostenible y sustentable.

Referencias

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1 1Este artículo ha sido derivado de la implementación del Sistema de Servicio Social Unadista en el departamento de Boyacá en Colombia, en articulación con el proyecto denominado “seguridad alimentaria a partir de métodos sostenibles: huertas caseras en macetas ecológicas diseñadas en envases tipo PET. Desarrollado por los docentes- investigadores miembros de los grupos de investigación “SINAPSIS y GIGAS” de la UNAD.